MANIFIESTO RUMBERO 2017. La Rumba, lo nuestro sin complejos.
Tengo la Rumba
En mi mente
Y en mi corazón
Un ritmo sin igual
Que se transmite
A las caderas
Y a los pies
Desde el corazón.
La Rumba es señora y suburbial, mestiza, urbana, descarada, identitaria y de todos lados. La Rumba; sea flamenca, catalana, andaluza o gallega, gitana o paya; sólo por nombrar algunas de sus acepciones españolas, es un ritmo autóctono alegre y que está cargado de ese elemento llamado groove que define lo que te hace mover los hombros y los pies aun estando sentado y lo que es muy bailable cuando estás en la pista.
Es sobre todo callejera y, por eso quizás, quien lo escucha y baila no está enteramente libre de complejos. Además, el influjo durante 70 años de los ritmos anglosajones en la música popular española, sumado a los aires de cambio sociales y políticos, llevaron a la defenestración en la transición de cualquier ritmo relacionado con el Flamenco que a la vez se asoció al typical spanish way of life explotado hasta la saciedad en la dictadura ¿Se acuerdan?
Todo aquello malogró la entrada en la modernidad de la Rumba, tanto catalana como flamenca. Y eso ocurría al mismo tiempo que se fusionaba y recogía las influencias de los ritmos contemporáneos y de la psicodelia. Y ese fue el hilo conductor rítmico de aquellos años, que produjo unos enormes resultados artísticos en todo el mundo y que aún resuenan en nuestras cabezas y que acompañamos con palmas y cantos.
Después, la rumba se convirtió en la música y la letra de la banda sonora de los suburbios. Los Chichos, Los Chunguitos, Las Grecas o Los Calis tomaron el relevo de los grupos e intérpretes del Sonido Caño Roto. La heroína y la delincuencia retrataron, a veces de manera generosamente poética y otras tremendamente cruda, las escenas de lo que se denominó cine quinqui; nuestra particular visión de la Blaxploitation, aquellas pelis de los setentas como Shaft en las que se mezclaban magistralmente la música y las canciones de Curtis Mayfield, Isaac Hayes, Roy Ayers, Bobby Womack o James Brown.
La mayoría de nuestros protagonistas musicales vendieron muchos discos y desde luego no todos fueron en los barrios marginales. En muchísimas de las discotecas y fiestas de los pueblos se escuchaban al final de las sesiones y actuaciones una buena tanda de rumbas que la gente bailaba y coreaba con mucha pasión, interpretando, incluso a lo Bambino, las canciones.
Destacar y divulgar los valores musicales, sociológicos y de entretenimiento de la Rumba, «misión de Dios»
Lo daban todo y morían en cada canción. Exactamente igual que ahora en las sesiones en clubes y discotecas, más de las que pensamos, en dónde se pone Rumba, convertidas en fiestas de culto. Todo el mundo regresa de la pista con una gran sonrisa, sudorosos por el baile y habiéndose dejado la garganta; aunque lamentablemente excusándose. “Lo hemos pasado de puta madre cantando y bailando rumbita, pero es que estábamos de cachondeo y borrachos y muy puestos”, dirán al día siguiente.
¡Vaya! No reconocemos lo nuestro, nos parece poca cosa, nos avergonzamos y, como no, lo ignoramos. Lo que viene de fuera mola más, es más cool, somos la hostia de modernos.
Pero la Rumba ha continuado tatuándose la actualidad sin complejos y ha atravesado fronteras para irrumpir y hacer ¡boom! La Rumba es chachi.
Por eso, los rumberos de nuevo y viejo cuño hemos emprendido una “Misión de Dios” como citó el periodista José Manuel Gómez Gufi, refiriéndose a MadriRumba Festival en su edición del año pasado. Una misión de reivindicación de la Rumba, en la que le vamos a quitar el componente casposo que injustamente le han colgado influencers comunicadores de cualquier época, rendidos al esnobismo. Vamos a destacar y divulgar sus valores musicales, sociológicos y de entretenimiento.
Porque queremos que nuestra Rumba forme parte con normalidad de la paleta musical contemporánea de los españoles y de los que no lo son. Porque escuchar Rumba y bailarla en un club, una discoteca o en un festival no tiene que ser una excepción.
Sacudámonos los complejos y disfrutemos del ritmo sin igual de la Rumba. Demos a conocer su historia, sus referentes y a sus protagonistas. Hablemos de los lazos de hermandad con otros países y gritemos ¡que la rumba une!
Queremos que se escriba la historia fiel y documentada de la Rumba surgida en este país. Que se prodiguen eventos y talleres relacionados con la Rumba, que los medios de comunicación, en especial los públicos, den también espacios a programas cuyos proyectos estén dedicados a la Rumba. Trabajemos para que la Rumba forme parte de nuestra Cultura y de nuestra vida, sin complejos y con normalidad, y para que ocupe el sitio que se merece. Porque la calle nos lo pide.
Que Viva la Rumba Flamenca, la Rumba Catalana, la Rumba de Fusión, la Rumba Mestiza, la Rumba suburbial, el Sonido Caño Roto, de antes y de ahora, el AchiliFunk, MadriRumba Festival, y la madre que lo parió.
¡¡Madrid es Rumbera!!